Sol, solito...

¡Sol! Prácticamente, no se ha separado de nosotros ni un solo día e intentamos corresponderle aprovechando su luz hasta que se esconde; como, por ejemplo, hoy, que salimos del albergue a las doce del mediodía y al que regresamos a las diez de la noche. Pasamos el día en El Soto que es como se conoce a la zona de las piscinas, los columpios y las pistas deportivas. Nos bañamos, por la mañana, en la piscina y comimos entre los chopos de un área recreativa cercana -bocatas, ¡alitas de pollo! y melón-. Volvimos a la piscina, donde hicimos uso, durante una hora, del servicio de bibliopiscina (daba gusto vernos, ¡tan tranquilos, tan aplicados!). Y así llegó el momento de un nuevo baño y… una ducha jabonosa ¡con agua fría! Cuando parecía que regresaríamos al Campamento, nos fuimos hasta los columpios y la cancha de futbito, donde no pudimos ir después de comer por el calor que hacía (¡pa qué nos habremos duchao y, encima, con agua fría!). Al atardecer regresamos a casina y cenamos un filete con patatas fritas; cogiendo fuerzas para la posterior revisión de cargos con la que terminó el día, no sin antes cantar una canción que acabará siendo la canción de este verano. Os va a gustar.