Es la pregunta que nos ronda ahora.
Hemos vivido el último día de PERCEBE 13 sin querer que pasara tan rápido.
A la hora del desayuno saboreamos bizcocho casero y pan recién frito.
Enrollamos el saco, hicimos las maletas, barrimos las habitaciones, echamos una manina en otros menesteres, dimos hasta un paseín -para dejar limpiar el albergue con más tranquilidad a los monitores-; luego, tuvo lugar la entrega de premios a las habitaciones más curiosas, a los equipos que sumaron más puntos después de tantas actividades, a los campeones de los juegos de mesa, a los ganadores del concurso de adivinanzas -riddle-.
Hubo nuevas palabras de recuerdo y reconocimiento a nuestros compañeros de 6º que, muy emocionados, desearon felices campamentos al resto.
Última batida de limpieza y tiempo para comer.
Ayudamos a empaquetar las cajas de material y empezamos a despedirnos (del albergue, de los gatos de la zona...); el autocar ya estaba preparado para llevarnos de regreso a casa.
Ya en Ujo, y con muchísimo orden, descargamos el autocar, recogimos nuestras tarjetas sanitarias y nos abrazamos a los compañeros y a los monitores. A continuación saludamos a la familia. Familia que se acercó a los monitores y les agradeció su entrega y trabajo.
Y, a esta hora, los monitores y los cocineros se encuentran en Boñar donde han cenado y donde estiran la hora de sobremesa recordando a todos y cada uno de sus acampados.
Algo ocurre cuando actúan así. Han ocupado parte de sus vacaciones en esta aventura y todavía tienen humor para juntarse un día más alrededor de una idea fantástica, de una idea maravillosa que hace feliz a tanta gente.
Gracias, Nedi (y Chuso). Y gracias, a Iván, a Mario, a María, a Héctor, a Alba, a Berta.
POR VEINTINUEVE
La hora de otros días,
La hora de otros días,
es de noche en La Vega de Boñar.
Las cigüeñas no duermen
y la ventolera agita la nozal.
Veintinueve voces
guardan silencio,
mañana despertarán