De madrugar, nada. A las diez en pie.
Por cierto, apareció el tapón oro; no os preocupéis.
Nos pasamos la mañana mirando al cielo y a sus nubes negras confiando en que fueran a desaparecer. Pero... ¡Qué manera de jarrear! Antes y después de comer cayó agua como si de una tormenta guatemalteca se tratase.
Por tanto, programación al traste. Taller -hamma- por la mañana y paseo hasta Puente Viejo por la tarde.
Eso sí, el apetito el mismo de siempre y si hay ensalada, garbanzos, compango y tarta, pues miel sobre hojuelas.
A la hora de merendar, para ganarnos la merienda, nos pidieron una rima con dulce, queso y beso.
Dimos el paseo hasta Puente Viejo, volvimos por el camino del río, no vimos ninguna víbora y llegamos al albergue con el tiempo justo de ducharnos y cenar; cenar carne guisada con patatas fritas y yogur griego.
Sesión de cine: Coco.
Se nos cierrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrran los ojos.
Bnoches.
No hay mal tiempo que pare ese campamento, menudo lujo. Me dais envidia, me apetece un montón estar ahí con vosotros/as. Un abrazo enorme y a seguir disfrutando.
ResponderEliminarSiempre tenéis un plan B,C,D... Está claro, viendo vuestras caras, que lo estáis disfrutando. Un besazo para todos
ResponderEliminarLo de vivir sin horarios es un lujo! Y lo de vivir esa experiencias otro muchiiiiiisimo mayor. Estoy muy de acuerdo con Iván: que ganas paso de estar all. Un beso grande a todos y a los que desean estar allí como yo otro beso!
ResponderEliminar